
Por qué se repiten los mismos patrones una y otra vez
Una parte de ti sigue esperando otro desenlace
Tiene más que ver con la forma en la que tu alma gestiona lo que aún no ha integrado.
Los patrones no se repiten para castigarte, sino porque en algún nivel profundo hay una energía sin resolver que sigue activa. Una energía emocional, mental o incluso ancestral que todavía ocupa un lugar central en tu campo. Eso, aunque no lo veas, atrae experiencias similares, con distinto rostro, distinto momento… pero el mismo fondo.
Hay quienes repiten el abandono. La traición. El "llego hasta cierto punto y luego todo se fastidia".
Y muchas veces han hecho terapia, rituales, procesos... han leído, han comprendido, han llorado... Pero todo vuelve.

Lo que se repite, en realidad, se sostiene desde un nivel más interno.
Hay muchas razones por las que algo se sostiene:
- Porque una parte de ti sigue esperando otro desenlace. Como si aún confiara en que si todo vuelve, esta vez será distinto. Aunque no lo digas, en el fondo esperas que llegue alguien, o algo, que repare lo que no fue. Eso mantiene viva la situación.
- Porque no has tomado tu lugar completo en la historia. Tal vez te colocaste en el rol de víctima, o de salvadora, o de responsable absoluta… y el patrón se repite para mostrarte que ese lugar ya no te corresponde, pero sigues actuando desde ahí.
- Porque no hubo cierre real. A veces cortas el vínculo, pero no el lazo. A veces eliges "sanar", pero no te permites sentir el duelo completo. O te vas físicamente, pero mental y emocionalmente sigues enganchado. El ciclo sigue abierto.
- Porque el cuerpo sigue anclado al recuerdo. Aunque mentalmente digas que ya lo trabajaste, tu sistema nervioso todavía reacciona igual ante situaciones similares. Es como si no hubieras aprendido a sentirte seguro en escenarios distintos, y por eso te vuelves a colocar —inconscientemente— en lo familiar, aunque duela.
Romper un patrón no es hacer un corte radical ni tener un insight emocional. Romper un patrón es dejar de actuar igual cuando la energía se activa. Y eso requiere conciencia, tiempo y práctica.
Porque el patrón tiene fuerza. Está grabado, tiene una estructura. Y la repetición es automática.
¿Se puede cambiar? Sí.
Pero no ocurre por entender el "por qué" o por decir "esto me lo hizo mi padre o mi ex". Cambia cuando eliges responder de una forma nueva, incluso cuando te resulta incómodo.
Y sobre todo, cambia cuando dejas de estar esperando que el pasado tenga un final distinto. Cuando dejas de intentar resolver lo que ya pasó. Y decides ocuparte de lo que sí puedes sostener hoy.
Eso sí transforma.

Aún no te habitaste del todo
A veces la vida no repite lo mismo. Lo que se repite es la forma en que tú reaccionas ante lo que llega.La forma en que eliges, cedes, callas, te adaptas o te justificas. Y eso se rompe solo de una manera: recuperando partes de ti que dejaste atrás.
La primera vez que viviste esa historia (la de la traición, la culpa, el abandono, la falta de amor…), algo de ti se desordenó. Y como no supiste cómo colocarte ante ello, actuaste desde lo que sabías en ese momento. Y lo hiciste como pudiste, pero eso dejó una marca. Con el tiempo, fuiste intentando hacer las cosas mejor. Ser más fuerte, más consciente, más sabio (desde el escarmiento).
Pero muchas veces lo hiciste desde la misma raíz de autoexigencia, miedo y necesidad de redención. Eso también repite el patrón.
El ciclo se rompe cuando dejas de corregirte, y empiezas a ocuparte de ti. Cuando ya no buscas entenderlo todo, ni culparte ni culpar. Sino cuando te sientas en silencio contigo y te preguntas con honestidad:
¿Qué parte de mí está aún esperando reparación?
¿A quién sigo esperando que me vea, me valore o me salve?
¿Qué parte de mí ha estado ausente de mi propia vida?
¿Qué necesidad estoy intentando resolver con este patrón?
Y luego respiras. Y haces espacio... Espacio para que aparezca la respuesta sin presión. Espacio para escuchar lo que duele sin querer quitarlo.
Espacio para dejar de correr.
La ruptura del ciclo llega cuando decides que ya no te vas a abandonar más, pase lo que pase: Y entonces actúas distinto.
No porque estés iluminado, sino porque ya no te interesa repetir.
Ni huir. Ni ceder. Ni convencer. Ni demostrar. Ni justificar.
Solo vivir con presencia y ponerte en el centro de tu propia vida.
Ahí es cuando se empieza a disolver, no el recuerdo sino el lazo.
Y por primera vez, no necesitas cerrar la historia.
Porque ya no la llevas encima.😉😘
Escrito por Jaspe,